RECORDANDO

Cuantas cosas tenemos que contar, cuantas ideas y pensamientos, que cantidad de alegrías y preocupaciones que decir.... Se está poniendo de moda este medio de comunicación para transmitir sentimientos virtuales. Estos panfletos etereos y sin foma física, sustituyen a los ya olvidados diarios. Aquellos libracos que escodiamos bajo llave por miedo a que algún desarmado los leyera y se riera de nosotros.

Hoy esos miedos

ya no existen, nos escondemos bajo un anonimato real, en el que todo el mundo está cómodo y respira tranquilo, pues a pesar de decir a veces tonterias, la gente no te señala con el dedo pues ellos, algunas vez, también pensaron como tú.

Desempolvo una de mis olvidadas bitácoras, recorro sus páginas con el fin de ver mi evolución en estos largos años. Me sorprendo de las "tonterías" que me preocupaban, me sonrojo al pensar en María José o en Belén, me río al recordar las reuniones de los Champions. Y como conclusión, considero que no he cambiado mucho, mis valores siguen intactos, mis objetivos fijados, y mis sueños....bueno, mis sueños están por llegar.

Tiempos ya pasados, y en mi caso, olvidados, no por malos, sino por falta de memoria. Tiempos gloriosos cuyos recuerdos perecerán con mi muerte o con la quema de mi diario. Tiempos en los que el tiempo pasaba lento. Tiempos en los que no podías imaginarte con diez años más. Tiempos en los que un hombre de treinta años era un viejo. Tiempos en los que beber en la calle no era ilegal, fuimos la generación del botellón, instauramos el surfin basura, corrimos al amanecer.

Esto es lo que tiene tener un diario, el cual te hace sentir bien al ver que sigues siendo el mismo, que los años vividos los has disfrutado, que has reido más de una vez, que has llorado al menos quince veces, que has conocido el amor y el desamor en varias ocasiones, que has bailado al oir música sin saber bailar en más de una fiesta. Esta es la gracia de un diario, darte cuenta que la vida está llena de cosas buenas.

Sed buenos