lunes, 2 de marzo de 2009

FELIZ CUMPLEAÑOS

Tal día como éste (02 de Marzo), hace ya 30 años, una buena señora con su honrado marido decidieron traer a este mundo a un ser con ojos azules y de piel clara, una criatura lista e inteligente, responsable y perseverante, sensible y amable. Hace 30 años hizo su aparición mi melliza (hablaba de ella), y detrás vine yo, bueno para ser sincero, yo salí primero. La antítesis de lo que ella representa.

Desde que nací no he tenido más narices que compartirlo todo, un biberón, un chupete, una cama, un armario, las cosas más personales como puede ser un diario, pues eso también lo compartí, incluso el embarazo fue compartido.

Nazco en el seno de una familia numerosa, formada por mis padres y mis ocho hermanos. Yo ocupo el puesto sexto/séptimo, por aquello de compartir.

Tras estos seis lustros, hago un parón para analizar y observar que es lo que he hecho en mi corta existencia como ser humano. Después de poco más de tres segundo pienso “menuda tontería, ¿para que voy a mirar al pasado?”. Lo que hice o dejé de hacer, ya poco importa, pues solución no tiene. Es posible que pudiera haber disfrutado más de mi juventud. Quizás debería haber sido más atrevido en ciertas ocasiones. O tal vez debería haber aprovechado más el tiempo. Y probablemente, si lo hubiese hecho, ahora me estaría planteando estas mismas preguntas pero al revés. Claro que cambiaría cosas de mi vida pasada, pero se que no se puede y recrearme en lo que pude hacer o dejar de hacer no sirve de nada salvo para deprimir. El tiempo pasado no se puede recuperar.


Me han enseñado a mirar hacia delante, y no lamentarme por las decisiones tomadas (lo cual no significa NO corregir en caso de haber elegido la opción incorrecta). Las cargas del pasado allá quedaron ancladas y aunque a veces pesan, sé que nunca me alcanzarán. Todos los caminos se recorren de frente.


En estos treinta años, he aprendido a luchar y hacer frente a la adversidad. He palpado de cerca las crueldades del ser humano, sus bajezas han aporreado alguna vez los cimientos de mi hogar, pero nunca he visto a mis padres desfallecer ni retroceder un paso por muy fuerte que les golpease la vida. También he saboreado las mieles de una vida “de lujos”, de seguridad, y tranquilidad. De confianza en el prójimo y de conformidad por todo lo que el esfuerzo de unos padres nos había conseguido.


Hoy abandono los veinte en busca de nuevas aventuras. Un ciclo de mi vida ha terminado. Y sinceramente no me esperaba llegar a los treinta así. Me imaginaba con mi casa, una novia con planteamientos de boda inminentes, o porque no, casado y meciendo alguna cuna. Pero no, no tengo nada de eso, y lo echo de menos, quizás movido por una extraña envidia al ver a mis hermanos casados, con niños, y a mis amigos con sus novias. Me he curtido mucho en el don de la paciencia por lo que mientras siga respirando seguiré teniendo esperanza.


Los treinta me esperan con la alegría y la ilusión que caracteriza a un niño cuando llega el día de Reyes, voy a recibirlos, acompañado de un minúscolo nerviosismo pues no se si cumplirá mis deseos. Mientras escribo estos renglones voy recordando una frase de una peli (como no)

  • "Lo que hacemos en vida tiene su eco en la eternidad"
  • ¡Si os veis cabalgando solos por verdes prados, el rostro bañado por el sol, que no os cause temor! ¡Estaréis en el Elisio y ya habréis muerto!


Con mis tres décadas ya acuesta, aún me siento un niño, disfruto como uno de ellos al ver un truco de magia , y se me sigue conquistando con una simple bolsa de chucherias. ¿Qué os puedo decir? Que soy feliz, que me queda mucho por vivir (D.M) tanto alegrias como tristeza, y me encantaría que vosotros seais testigos de ella. (ya sabéis a quien me refiero)

A mis treinta….

Yo, que creía que la vida
me había dejado de lado
yo, que fatigué sendas
buscando y perseverando
hoy ya no como ni duermo
un rayo de sol golpeó en mi frente
y castiga mis horas
 
Yo, que a mis treinta
postergaba mis días
pensando que mañana sería mejor
hoy ya no duermo
unos ojos verdes
me esperan en la vigilia
 
Yo, que a mis treinta
pensé que nada me podía
que ya “anduve y me anduvieron”
como dice Julio
hoy ya no duermo
un pelo de trigo
me acecha en la oscuridad
 
¿Qué puedo decir?
estoy enamorado...




Sed buenos

2 comentarios:

MARIETA dijo...

Felicidades!! El cambio de década no implica mucho más que cambiar de número, como cuando se cambia de año. Seguir siendo tú con esos valores que te enseñaron tus padre, es el mejor regalo de cumple.
Un abrazo,

Tomás dijo...

MUUUUUUUUUUUCHAS GRACIAS

Efectivamente el mejor regalo que me han hecho son los valores que me enseñaron mis padres

Un abrazo