viernes, 12 de diciembre de 2008

ECHAR LAS REDES

Hoy me he sorprendido leyendo (otro) un panfleto que hacía referencia a un pasaje de la Biblia.
Ha sido casualidad o causalidad, lo mismo me da, pero me ha dado que pensar, y lo cierto y verdad, es que me ha ayudado para afrontar el día de hoy.

Cuantas veces hemos luchado por sacar hacia adelante una relación, un trabajo, un negocio, un noviazgo, etc. Con que alegría hemos iniciado una carrera, con que ilusión y ganas hemos esperado el pistoletazo de salida para comenzar y demostrar a tu entrenador, a tu jefe, a tu novi@, a tu familia que los años de sacrificio y de duro entrenamiento, intelectual y físico, no han sido en balde. Y te repites en tu cabeza, una y otras vez “Estoy preparado”.

Mientras llega esa deseosa oportunidad, un cierto miedo de inseguridad se apodera de ti. Sabes que estás listo, que eres bueno, y solo reclamas tu sitio en el “salón de la fama”. Quieres que el mundo sepa, que no has nacido para ser un parásito, que quieres generar riquezas, que quieres ser reconocido y felicitado por tu trabajo, no por vanidad, sino por dignidad. Ese miedo creado por el dichoso tiempo de espera que existe entre que terminas tu preparación y te dan la oportunidad, se disipa en el momento que con un bolígrafo firmas sobre un contrato.

Desde mi despacho, escribo estas líneas cargadas de energía positiva y de esperanza. Esperanza puesta en un trabajo bien hecho, en una profesionalidad y en una confianza ciega en que mi esfuerzo y el de mi grupo darán fruto.

Son muchos meses de paciencia, de búsqueda, de conversaciones, de hallar soluciones, de improvisar. He conocido gente de todas las clases, con mucho dinero, y otros con menos dinero. He tratado con gente culta, formada y muy preparada, pero también con gente sin estudios, sin conocimientos de ningún tipo y mal educados. Personajillos informatizados con los últimos portátiles y lo más reciente de la telefonía móvil en sus manos, se pasean con sus incómodos maletines, pero cuando llega el momento de utilizarlo te lo ceden justificándose detrás de una falsa humildad “Es que estos aparatos modernos me superan”. Criaturitas que por teléfono aparentan una seguridad y un conocimiento del asunto que estemos tratando, pero a la hora de sentarnos cara a cara se evapora todos esos falsos conocimientos y el ser seguro de si mismo se transforma en una criaturita temerosa y miedosa, incapaz de hacer nada.

Son días duros, las operaciones con la que llevábamos más de 4 meses se caen por la falta de profesionalidad que existe en la gente, por la falta de transparencia y de sinceridad. Este es un trabajo que requiere de transparencia, las mentiras hacen que operaciones “multimillonarias” estén llamadas al fracaso. Las mentiras salen a la luz tarde o temprano, lo que está claro es que este negocio funciona siempre y cuando seamos transparentes y la realidad es que, lo que menos me estoy encontrando es gente sincera. Y esto, día tras día, cansa y desgasta.

En el panfleto que leía esta mañana hacía referencia al pasaje en el que San Pedro volvía de faenar en la mar, y tras un día entero de echar y recoger las redes no pescó nada, ni un solo pez. Y al pisar tierra, Jesús sale a su encuentro y le dice que vuelva a salir y a echar las redes pero esta vez por el lado contrario al natural………… (Quien lo quiera leer entero le dejo aquí el enlace)

Me imagino la cara de Pedro, y lo que le tuvo que pasar por su cabeza “¿pero que está diciendo este loco?””Llevo toda mi vida en esto y todo el día faenando, estoy agotado y ahora viene éste, que no sabe nada de pesca”….Sin embargo, no dice nada de lo que piensa sino que le responde “Señor llevamos todo el día faenando pero porque tu lo pides volveremos a echar las redes”. (Pedro era el patrón de los pescadores)

Después de los varapalos recibidos en el día de ayer, lo último que me apetecía hoy por la mañana era levantarme, tener que afeitarme e ir al trabajo para volver a empezar de cero. Sentado en la cocina me sorprendo leyendo este panfleto y reflexiono, yo no tengo a Jesús, ni a Alá, ni a Buda ni a ningún dios griego, romano, oriental u occidental que me diga “Vuelve a echar las redes…””Vuelve a empezar de cero…” Yo “solo” tengo una familia la cual no puede verme rendirme, no puedo permitirme flaquear. Ellos no me dicen nada, pero exigen. Esto no me pesa al contrario, ya que es un motivo “extra” para seguir luchando con alegría, con tenacidad y constancia.

Siempre hay un motivo por el que seguir luchando. Y aunque a veces no tengamos fuerzas para seguir, ni ganas para enfrentarnos al nuevo día, debemos recordar que hay gente que depende de nosotros y no podemos abandonarlos.

Podría seguir ahondando en mí y en lo que este escrito ha significado, pero no voy hacerlo, mas si haré incapie en la falta de profesionales que existen en nuestro país, la falta de líderez y la escasez de gente sincera, ya no solo en mi gremio sino en todas las profesiones.

Así que ánimo, sabemos que este país está mal, pero no nos rindamos, demostremos de que pasta estamos hecho, sigamos echando las redes.....

Sed buenos

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ánimo, Rocky!!!!!!!!

benjamin dijo...

es contagioso este optimismo tuyo

Tomás dijo...

no soy tan optimista benjamin
en serio que no lo soy,,pero, tengo la certeza qeu seindo negativo no llegaré a ningun sitio

un saludo