jueves, 29 de mayo de 2008

29 DE MAYO

Hoy he vuelto a ser testigo de una desgracia humana. Ha fallecido el padre de un amigo. No puedo expresar lo que siento. Quien crea en Dios que rece una oración, el que no crea que haga lo propio.
No sabemos donde irá.
No sabemos si estará bien, si será feliz, si lo volveremos a ver.
Hoy un hombre ágil, con vitalidad, se ha convertido en un peso pesado, rígido e inmóvil.
Su alma volátil se ha disipado a lugares que nuestro entendimiento no nos permite viajar. Nuestro corazón encorajado se esfuerza en seguirlo con recuerdos, pero la derrota es segura y la agonía y la desesperación se apodera del hijo que queda postrado cerca de la cama donde yace muerto su padre.
Los pensamientos fluyen a gran velocidad por su cabeza. Cuantas cosas dejamos de decir por vergüenza, por enfado o por obviarlo.
Pido a Dios que dé fuerzas a este hijo suyo que se queda solo aquí en la Tierra, sin madre y ahora sin padre.
Que no le flaqueen las fuerzas y que sepa avanzar con resignación

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No te conozco pero entiendo el dolor de tu amigo.soy creyente por lo que rezare por él y ofreceré la misa de hoy. Un abrazo y ánimo

KUKA dijo...

Pobrecito, es una pena perder a un padre, lo siento en el alma.....ahora el mejor apoyo aparte de la familia, sus amigos.

Miguel Sarmiento Pelegrina dijo...

El verdadero cielo es que te recuerden para siempre tus seres más queridos... Dale un abrazo a tu amigo Tomás. Tu sabes como se hace