jueves, 21 de octubre de 2010

DE CAMINO A CASA

DAR AL PLAY


Salgo de la oficina con destino mi casa, mi hogar, mi espacio... El rincón que tantos años reclamaba lo encuentro a 600 km de donde di mis primeros pasos. Camino por las calles de Madrid, como grita la canción, me cruzo con todo tipo de personas, cuyo denominador común es que parecen ajenos a todo lo que sucede a su alrededor. Esquivo un señor con un perro, el cual hace sus deposiciones a la vez que su dueño con bolsa en mano, espera recoger el preciado manjar. Paso por delante de un locutorio que se encuentra al lado de una tienda de alimentación regentada por chinos. En la puerta de éste conviven chinos sudamericanos y algún que otro anciano de origen aparentemente español... todos ríen.

Sigo rumbo a mi rincón, a mi izquierda un colegio y un joven porreta que se aliña su porro bajo la atenta mirada de los transeúntes, las madres apartan a los pequeños del camino y reclamaban la atención de estos para así evitar la incomoda pregunta: Mamá ¿Qué hace ese niño?...
Padres y madres vuelven de la mano con sus hijos, algunos con más paciencias y otros con ninguna. Los hay que hablan con los mocosos de 3 años como si tuvieran 15. Están los que gritan porque la criatura se entretiene mirando una hormiga subir por el grueso tronco de un árbol, y están los que pacientemente miran junto a su hijo la interminable escalada de la hormiga, aprovechando el momento para decirle al niño ¿Le ayudamos a subir? (Mientras acerca su mano al himenóptero.

Continúo por la calle a la vez que disfruto de un paquete de pipas de calabaza, realmente buenas, lo cual me "obliga" a levantar el píe del acelerador y caminar a un ritmo pausado y tranquilo para así disfrutar de la verborrea incasable de mis pensamientos. Los cuales, al igual que mis zancadas, son pausadas y sin prisas. Saboreo cada instante que me ofrece este camino de no más de 20 minutos. Estoy tan absorbido con mi conversación que no me percato de la pareja de ancianos que camina delante mía. Sumarían al menos 150 años entre los dos, sin embargo se cogían de la mano con las mismas energías e ilusiones con la que yo, un chaval de 31 años, cojo la tuya. Sus andares sosegados y lentos, me hacen adelantarlos dando alcance a otra nueva víctima la que observar... pero ésta si enervó a este que escribe estas líneas. Una chica empujaba la silla en la que estaba sentada una pobre señora de muchos años. A la pobre se le veía molesta, incómoda.... yo diría que avergonzada. Me acerco por detrás y observo asombrado un surco de agua que va dejando la silla de rueda. Cual fue mi sorpresa al descubrir que la pobre señora había llenado ya la bolsa de orina y defecaciones y ésta se le había descolgado bajo la tonta y estúpida mirada de su lazarillo.

Madrid es así, ciudad que presume de tolerancia y respeto pero que no es capaz de ceder su asiento del metro a un anciano que está de píe. La gente mira a la pobre anciana que arrastra su bolsa de excrementos sin poder decir nada porque no puede hablar y Madrid gira la cara. Un hombre duerme en un banco de madera en una conocida avenida de Madrid, con aparentes síntomas de frío y posiblemente con una borrachera importante, y nadie le mira. Esto es Madrid una gigantesca masa con vida propia que nunca duerme, donde cada rincón es una historia nueva que poder contar, o un concierto que escuchar. Donde cada paso que das puedes ayudar o echar una mano a un desconocido......

Camino entre la gente, ajenos de que están siendo observados por un sevillano atípico, algunos levantan la mirada y te miran.... pero nadie dice nada

Sed buenos

3 comentarios:

FoCa dijo...

Es la mejor manera de no ayudar a nadie, hacer como que no lo has visto...La misma cuestion de siempre: lo bien hecho es lento y supone esfuerzo, sin embargo hacer las cosas mal es rapido e indoloro...Que esperas de una ciudad caotica como Madrid?

Miguel Sarmiento Pelegrina dijo...

Ciudada impersonal y deshumanizada. Tan grande para unas cosas y tan pequeña para otras

Anónimo dijo...

La grandeza de Madrid de mirar sin ver..
Cuanto menos triste.
Hoy me paso algo parecido ya te contaré..

Mil y un besos.