viernes, 24 de septiembre de 2010

DE CALLE

A pesar de tener una memoria lamentable, de ser algo despistado e incluso olvidadizo, soy una persona que se maravilla con los gestos de las viandantes que pasan a mi lado. Como un mirón obseso busco la mirada confidente que mantienen algunas personas entre ellas..

Esta mañana me he sorprendido de la cara de dos ancianos. Él, que podría ser la viva imagen de mi amigo Miguel dentro de 50 años, la miraba a ella con cara de bobo. Deduje que no eran más que amigos, e intuí que él estaba nervioso, sus gestos le delató, la manera como se recolocaba el poco pelo que aún conservaba, como descansaba su barbilla sobre su índice mostrando una actitud cuanto menos interesante y asintiendo con la cabeza a cada frase que soltaba aquella pequeña señora, eran síntomas evidentes de flirteo. Debo decir, que aunque ella estaba de espalda, su lenguaje corporal también la delataba, no tanto como a él, pero transmitía cierto nerviosismo infantil.

La verdad que fue algo digno de ver, o de observar mejor dicho. Que envidia me causó la cara juvenil de ese anciano. Con que gracia sonreía a la joven anciana... ¿tanto cuesta ser sincero?

1 comentario:

Miguel Sarmiento Pelegrina dijo...

Asi me ves dentro de unos años todavia frilteando con las mujeres? Tomás hombre no jorobes que espero estar felizmente casado