jueves, 26 de junio de 2008

SOMOS LO QUE COMEMOS


Viendo esta campaña publicitaria contra la obesidad, he ahondado en mi intelecto y he llegado a la siguiente conclusión "Somos lo que nos enseñan, lo que vemos". O dicho con un vocabulario más castizo, "Somos lo que mamamos"

La sociedad y en especial el gobierno, están empeñados en acabar con la obesidad, con los gorditos. Pero no nos damos cuenta que la autentica lacra de esta sociedad es la falta de educación, ¿la qué?, la falta de respeto ¿Cómo?, la falta de exigencia. Pues eso, mala educación, falta de respeto y poca exigencia.

Cuando digo educación no me refiero a la que imparten en el colegio como las mates, el inglés, etc. Me refiero a la educación moral y ética que un ser humano debe aprender para convivir y que sus padres están obligados a enseñar.

La educación no consiste en decir "no hagas esto", "Siéntate bien", "No se pega". La educación por definición es " Proceso de socialización y aprendizaje..."

Que un niño, joven, o adulto insulte a otra persona es una falta de respeto y de exigencia.
Y explico lo de la falta de exigencia.
Somos unos cínicos al decir "mi hijo no me obedece", "No me hace caso". Si tu hijo no obedece o no te hace caso es porque tú le has enseñado eso a tu hijo. Que tu hijo esté un día y otro expulsado y suspendiendo, y yendo y viniendo al despacho del director es un problema creado por los padres. Como bien lo expresa el César en la película de "El Gladiador", TUS FRACASOS COMO HIJO SON MIS DEFECTOS COMO PADRE.

No exigimos a nuestros hijos. Le damos las cosas porque si, se los consentimos por no escucharlos llorar. No les exigimos.
Me da coraje la frase "es que es muy pequeño", pues si ya siendo así de pequeño es capaz de ganarte no quiero imaginar lo que hará cuando tenga 13 años.

"Yo soy amig@ de mi hij@". Otra gran falacia de esta suciedad (Si está bien escrito). Eres su padre y punto. No mezclemos el tocino con la velocidad.

Gracia a frases de este tipo dejamos de exigir a nuestros hijos y sólo tenemos que ver los resultados, alto porcentaje de fracasos escolar, aumenta la delincuencia juvenil, muchos terminaran sus carreras con mas 26 años y muchos otros pasaran por comisarias.

Pero nosotros seguimos preocupándonos por la obesidad. Que sí, que es importante, pero no apartemos la vista de lo que realmente es el futuro, la educación de nuestros hijos. Y hoy lo que tenemos por parte de la juventud son agresiones, intimidaciones, insultos, robos, falta de respeto y de valores...

El respeto al resto de la sociedad es asignatura básica que debe ser impartida por los padres y obligatoria para todos y aplicable para toda clase de actividad, llamase trabajo, amistad, noviazgo, etc. Y sin importar raza, color, religión, ideología política, altura, belleza, simpatía, da igual, respeto por cualquier ser humano.

Debemos exigir a nuestros hijos, no con castigos, ni como sargentos. Hay que razonar y hacerles razonar, y esto se hace desde que sale por el vientre de su madre. Hay que hablarles con calma, aunque pensemos que son demasiado chicos para comprender, que no escuchan. Desde el momento que salen comienza su educación.

Todo esto no sirve de nada sin nuestro ejemplo. Lo que le digamos y le exijamos lo tienen que ver reflejado en nosotros, sino es una incoherencia.

Y no lo olvidemos, esto es amor, exigirles es amarles. No por consentirselo todo serán más felices.

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