lunes, 30 de junio de 2008

El tamaño si importa

De siempre se ha dicho que no importa el tamaño, supongo que lo dirían los pezqueñines.

Hoy gracias a unos científicos los que nos consideramos grandes podemos gritar con orgullo aquello de “El tamaño si importa”.

Un grupo de científicos……..locos, quieren darle derecho humanos a los simios.

Los grandes simios tendrán derecho a la vida, a la libertad y a no ser torturados. La Comisión de Medio Ambiente del Congreso pedirá al Gobierno de España que se sume al Proyecto Gran Simio, porque los primates se parecen a los humanos, “son capaces de reconocerse a sí mismos y de tener capacidades cognitivas”, dice el diputado ecologista Joan Herrera.

No sé si Herrera es antropólogo o es un sandio por aspirar tanta hierba, pero lo que está claro es que no recuerdo semejante desatino. Que un primate tenga conocimiento de sí mismo implica auto-conocimiento, reflexión, conocer que se conoce y esta actividad cognitiva es única en el ser humano, aunque la diferencia genética entre los amigos de Herrera y los humanos de verdad sólo sea del 2%.

No solo se ha de proteger a los primates, sino a todos los animales, pero de ahí a reconocer unos derechos es un insulto a la inteligencia y a la misma dignidad de la persona humana, que no es respetada en todos los países del mundo. Desde luego es absurdo que un ‘come plátanos’ tenga protección jurídica y un humano fecundado no sea más que ‘nada’ durante su primera estancia en el seno materno. Pero Herrera no sólo no tiene ni idea de antropología y gnoseología, sino que es un auténtico antropoide al sostener las ideas de Peter Singer, promotor de toda esta sandez.

Los defensores de este proyecto consideran que los primates son auténticos zoon politikon porque entre ellos hay liderazgo (quizá muy pronto les veamos en el Parlamento legislando), que son afectivos (puede que algún nieto de King Kong gane el premio Nobel de literatura) y, lo mejor de todo, que desarrollan y enseñan tecnologías, como el complejo empleo de una piedra para abrir una nuez (mi gato abre las puertas con las patas, aunque por ahora no me ha pedido que le enseñe a usar el ordenador).

Me pregunto en qué mundo vivo cuando un Parlamento defiende antes a los animales que a las personas, pero es la misma sociedad la que está enferma cuando las pequeñas mascotas poseen derechos fundamentales de alimentación, sanidad, vivienda, cariño… que son negados a millones de personas en todo el mundo. Cuántos niños explotados del África que hacen cestitas para los canes de occidente quisieran vivir como estos. Pero la extravagancia no tiene límites en Cataluña; el Parlamento catalán pretende que se considere a los orangutanes y otras especies homo sapiens.


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