ENIGMA

No deja de sorprenderme con la facilidad con la que se habla. Siempre se ha dicho que hablar es gratis. Pero una cosa es hablar y otra muy distinta es escupir dagas envenenadas hacia una persona, que se hace llamar amiga tuya. Tras los últimos acontecimientos de mi vida, trabajo, ciudad nueva, amor, independencia, etc, me siento en el hall de un hotel situado en la ciudad de las paellas y naranjas, de tracas y petardos, de ardientes fallas y de playas levantinas, Valencia. Una idea ronda mi alocada e incansable cabeza, y es que tras la visita de la más hermosa de las foca (pues no conozco otra), soy consciente que mi amistad con ella no cambia y sigue siendo igual de sincera, y fuerte que siempre. Es cierto, y le tengo que dar la razón, que tras mi traslado de ciudad la he abandonado un poco (o mucho, según ella), y no la he llamado tan a menudo como antes, ni le he escrito, y la he dejado suelta de manos, cosa inimaginable días atrás.

Pero sólo nos ha hecho falta pasar una mañana juntos, paseando como lo hacíamos antaño, sentarnos en un banco de un parque y hablar y reír y de vez en cuando olizquearnos. Un parque ya conocido de antes pero que hoy parece distinto, quizás sea este tiempo extraño, o el caer revoltoso de las hojas al soplar el viento, o tal vez, y digo tal vez, porque después de mucho tiempo sin verla ella no ha cambiado... Por supuesto, como siempre, acabamos derramados en el sofá comiendo un fantástico helado Enigma. Cuantos helados, cuantas bolsas de chuche...Cuantas caminatas. Son cerca de 16 años desde aquella invitación para ir a la fuente, con los pantalones sobaqueros, las belstaff con doble pare de calcetines y tus grandes zancadas. Por supuesto, sin olvidarme lo que más me atrajo de ti,

ese bigote que con los años ha idocreciendo y creciendo alimentando esta relación.

Es curioso lo fácil que es "recuperar" un relación aparentemente estancada. Sin embargo, nos complicamos la vida con pensamientos negativos contra esa persona. En esto, mucho tiene que ver la dichosa caja tonta, que nos venden la errónea interpretación de un refrán "piensas mal y acertarás".

Lo fácil que es y lo tanto que nos cuesta. Consideramos que tenemos derecho a enfadarnos, exigimos la comprensión del público para nuestras salidas de tono, y por supuesto, mis problemas, mi mal humor, y mi mal genio están por encima de los tuyos. Con esta filosofía barata nos encontramos con amigos, porque así se hacen llamar, que son capaces de escupir dagas, que están dispuesto a utilizarte como un saco de boxeo para descargar sobre ti, su amigo, toda esa ira, o agobio que recorre su cuerpo. Y te golpea una y otra vez, con sátiras respuestas, con miradas de odio, porque por encima de ti o de tu estado de ánimos, está él (o ella). A mi me ha pasado, y soy el primero que pido perdón. Este año ha sido duro, y he pagado con quien no debía, por suerte, no es algo habitual. Pero hay que saber rectificar y pedir perdón, porque casi siempre arremetemos contra el más débil.

Tras un tiempo en el que la inspiración no llega, en el que mis dedos torpes no son capaces de escribir nada que me llame la atención, tras ver que mi cabeza está saturada con trabajo proyectos, planes, pensamientos, y que mi boca esboza una sonrisa de lado cada vez que pienso en la renacuaja la cual me roba las ganas y las razones de estar aquí en Madrid, ahora que todo esto pasa en mi vida, escribo acordándome de mi foca, de mis amigos, y de como la vida me ha cambiado en poco más de tres meses.....Todo comenzó en Madrid... (Quizás sea el título de mi próximo post)

Sed Buenos.